Eleguá obara alayiki alaroyé Elekún
usokún alaroyé usokún
Seyé akibeyo osukaká oyá gadá olufaná
kolona iré fumi onilu
Kamarikán, areye kakarikán, Echu
kamari ikán, afóyu oná
Kamari ikane kikiayé kueité tutu ke ona
tutu Eleguá olulamá.
Eleguá que abres los caminos,
ábreme un buen camino, aparte de
mí maldad, desgracias, vergüenza,
dame suerte, que mi camino esté fresco
Me dijeron que Eleguá me acompaña y me protege y me lo presentaron para que así fuera por siempre. Hijo de Obatalá y Yemú, es el Oricha que abre los caminos, que inicia y concluye todos los procesos y estuvo bien presente en mí antes incluso de conocer su nombre. Es quien me dio fuerzas para emprender este viaje y quien me guía, a veces sin yo darme cuenta, por los desvíos e intersecciones de mis decisiones; de mi destino.
No se me ha ido la oya, no. Ni me han abducido en una extraña secta. Pero sí es cierto que la religión yoruba (afrocubana) sincretiza, en una hermosa forma, nuestra condición espiritual con Orichas (deidades) que pertenecen a la naturaleza más cercana y común (en superficie) con unas raíces mágicas, me atrevo a decir, desconocidas para la mayoría, que llegan a las profundidades más ocultas de la conciencia humana.
Y ahí me encuentro ahora, no en las de la conciencia sino en las profundidades del mar Caribe. Digo ahora porque es aquí donde se me ocurre esta reflexión, a 30m de profundidad, suspendido sobre un oscuro y silencioso abismo de 300m, frente a una milagrosa pared coralina con una pedazo de fiesta de los seres más extraños que jamás imaginé, todos mirándome fijamente..
.. como al forastero que acaba de entrar en el salón del lejano oeste..
.. contemplándonos en silencio, lo desconocido y yo.
Emocionante, sí y mucho.
Mi cámara se averió en playa Girón con la salitre del agua que se filtro traviesa por cada uno de sus circuitos. Un accidente estúpido e irreparable el de saltar con la carcasa mal cerrada. Así que mi palabra y algunas fotos rancias hechas con el móvil serán mis únicas herramientas para compartiros mis experiencias a partir de entonces.
Ahora estoy en Trinidad. Su ambiente, su arquitectura y su fondo marino me han cautivado y no creo que salga de sus alrededores ya hasta que vuelva a La Habana, unos cinco o seis días antes de mi regreso, que ya se acerca tan rápido e implacable como se me cae el pelo.
Amigos, familia, consortes y demás leyentes.
Esto ha sido todo desde el café internet a 3 dólares los 20min de Trinidad.
Un saludo a Fidel.
Besos para ustedes.
Y paz para el mundo.
paBlo
